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Monstruos y feminismo. 200 años del Frankenstein de Mary Shelley

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Érase una vez una escritora, filósofa y feminista británica llamada Mary Wollstonecraft que  entre otras muchas cosas importantes que casi nadie recuerda  dio al mundo una hija que se llamaba como ella. Esta hija, criada y educada en el ambiente científico, humanista e intelectual del Londres decimonónico, dio a luz una historia que, en este año de 2018, celebra el bicentenario de su publicación. Un cuento terrorífico que doscientos años después sigue de plena actualidad. No, no hablamos de las inquietantes declaraciones del obispo de San Sebastián, también muy apropiadas para este día (señor Obispo, es cierto que el demonio está dentro de algunas mujeres, pero sólo en determinados momentos y en contra de la voluntad de ellas, no sé si sabe a qué me refiero). Estamos hablando de otro tipo de monstruos y otro tipo de hombres. Hombres de ciencia, no de fe. Y monstruos más humanos que muchísimos humanos (y, claro está, que muchos obispos). Estamos hablando de Frankenstein

Rick Riordan. Mitología y dislexia

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Érase una vez un muchacho con THDA, dislexia y problemas de adaptación que un buen día descubrió que era hijo de Poseidón , el dios griego de los océanos. Y que sus supuestos trastornos eran en realidad una suerte de superpoderes. Chulo, ¿eh? Pues de eso va  Percy Jackson y el ladrón del rayo , la novela en la que se basa una película que pusieron un día que iba yo en el AVE y que, a falta de otra cosa mejor que hacer, decidí ver por curiosidad. Para mi sorpresa, resultó una experiencia tan entretenida como interesante. Aunque su factura era algo endeble y casi televisiva (cutre, vamos), como aficionado a la mitología antigua conecté fácilmente con la premisa, los personajes y ese universo que fundía lo ancestral con lo contemporáneo. Ha estado bien, pero seguro que es mejor el libro , pensé mientras el tren se detenía en la estación de Zaragoza-Delicias para soltar a unos viajeros y recoger a otros. Y es que yo, que procuro estar enterado de cuantas más cosas inútile

La tribu que no creía en King Kong

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Érase una vez un fanático del cine, del teatro, de la música, de la literatura, del fútbol, de Operación Triunfo, de los toros y de las procesiones de Semana Santa. Lo juro, conozco a alguien así. Alguien que no puede vivir la realidad sin recurrir a la mentira que nos ofrecen el arte y la cultura. Eso es algo que a todos, en mayor o menor medida, nos pasa. Lo único que nos diferencia es el tipo de mentira que preferimos. A todos nos gusta la ficción. Todos la necesitamos. Es parte de nuestra condición como humanos. ¿O no es así? Déjame que te cuente la historia de los Pirahã, una tribu de cazadores y recolectores que vive en las selvas de Brasil y presenta una peculiaridad que ha llamado la atención de antropólogos y lingüistas durante años. Y es que a sus miembros, unos 200, sólo les interesa lo evidente, lo que pasa aquí y ahora , de manera que su lenguaje es completamente literal. No hay metáforas, ni dobles sentidos, ni referencias al pasado, y mucho menos a l

Batman quiere que te cases

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Érase una vez un millonario solitario y tristón que por las noches se vestía de murciélago y se iba a capturar malhechores. Luego por las mañanas estaba hecho polvo porque, aunque no bebía alcohol, las resacas venían en forma de palizas, quemaduras, cortes, contusiones, heridas de bala y todo tipo de accidentes laborales. Ante semejante panorama  no había tiempo ni fuerzas para el amor, así que a este hombre las novias le duraban menos que el cantar de un vizcaíno. Un día, los de Warner y los de Lego (que, como todo el mundo sabe, son podemitas y masones) le hicieron una película que vino acompañada de polémica.  Hago aquí un inciso para decir que Batman: la Lego película es, en opinión de quien esto escribe, una de las mejores cintas de Batman que se han hecho jamás. Aparte de espectacular y divertida, retrata como pocas el dualismo inherente a cualquier historia de héroes y villanos, la necesidad que el bien tiene del mal para existir (y viceversa) y cómo el amor